La música errante de Rodrígez
La música no conoce fronteras pero el mercado discográfico sí. Sixto Díaz Rodríguez hizo música blanca y reivindicativa en los EEUU de la década de los 70 y no le entendieron. Su desencuentro con el público fue de tal calado que abandonó la música. Sixto, el sexto hijo de un matrimonio mexicano afincado en Detroit, nació discográficamente con la vitola del Bob Dylan chicano y ahí empezaron sus problemas. El mercado no estaba preparado para escuchar de un latino otra cosa que no fuera música latina. Rodríguez pagó su osadía de la manera más dura que le puede tocar en suerte a un músico, abandonando su profesión.
Ahora un documental -nominado a los Oscar de 2013- recupera su historia bajo el signo de la pre-globalización. Casi en paralelo a su caída en el ostracismo en el mercado de los EEUU, Rodríguez se convirtió en un músico de culto en Sudáfrica. Sus canciones se convirtieron en iconos de los militantes contra el apartheid. Y de este país, las canciones descarnadas de Rodríguez volaron a Australia y Nueva Zelanda con idéntico éxito. Tanto que treinta años después de abandonar su carrera profesional, Rodríguez -que ha trabajado en la construcción todos estos años- volvió a cantar sus odas incomprendidas. Ahora con el documental Searching for Sugar Man alcanza la efímera fama que se le negó en aquella América de canción.